Ródchenko: la construcción del futuro

El cuirassat Potemkin, 1925

El cuirassat Potemkin, 1925

Este mes presentamos a un mARTista, que si bien puede no ser del todo familiar para el público occidental, su arte representa uno de los más multifacéticos y complejos de las vanguardias del siglo XX. Una estética que sin duda alguna deja ecos en múltiples manifestaciones artísticas de la actualidad, desde propaganda, diseño gráfico y textil, fotografía y tipografía. Presentamos a Aleksandr Ródchenko (1891-1956), uno de los pioneros más emblemáticos de la famosa vanguardia constructivista que se manifestó en la Rusia post-revolucionaria de la segunda década del siglo anterior. El arte de Ródchenko se basa en la creación de un lenguaje visual al servicio de la sociedad, una estética que renuncia al “arte puro”, un arte sin objeto.

Composición sin objeto n. 68 (Naturaleza muerta) 1918

Composición sin objeto n. 68 (Naturaleza muerta) 1918

Entre sus principales influencias se aprecian artistas renombrados tal como Kandinsky o sus compatriotas y contemporáneos Liubov Popova y Kasimir Málevich, siempre siguiendo esa línea abstracta y geométrica sobre la cual se irá definiendo su estilo constructivista tan característico consolidándose como uno de los eminentes representantes de la cultura soviética. Inspirado, pues, por el suprematismo, el futurismo, el cubismo, el expresionismo abstracto y la cultura del material, Ródchenko comienza a confirmarse como uno de los protagonistas del arte de izquierdas en Rusia que se posicionó contra cualquier tipo de academicismo. En sus obras anteriores a 1919, no obstante la influencia suprematista, se encuentran muchos elementos que están en contradicción con el estilo de Málevich, como por ejemplo, las superficies planas en las que se mantienen suspendidas formas geométricas minimalistas que ocupan todo el espacio, no es un espacio infinito como en el caso suprematista. En ocasiones se percibe una acumulación de formas geométricas que se aproximan a la escultura y la arquitectura.

Composición sin objeto nEsfera cromática del círculo%22 1918

Composición sin objeto n. 61 de la serie «Esfera cromática del círculo» 1918

German Karginov, un gran conocedor y admirador de Ródchenko, destaca acertadamente que en sus cuadros «la tercera dimensión cumple un importante papel constructor: formas rectangulares y planos que se mueven por un espacio que contribuye activamente a definir…” En estos años presentó la exposición <> Sus obras fueron una auténtica novedad, caracterizadas por el negro al que se cargó simbólicamente como una revelación de la muerte, y preparando el terreno para lo que sería el constructivismo propiamente dicho, además de terminar manifestándose como rival de los tonos  blancos de Málevich. Ródchenko multiplica los círculos, los óvalos, las elipses, y crea contrastes entre las formas circulares y las formas cuadradas, manteniendo el dominio de la técnica pictórica con la que tiende a transformar las composiciones en mecanismos, es un verdadero sistema construido. El último paso antes del nacimiento definitivo del constructivismo fue la formación, en 1919, del grupo <> en el que Ródchenko fue un miembro activo. En este grupo tomó fuerza el cubofuturismo caracterizado por la composición espacial en volúmenes complejos y poco habituales, composiciones dinámicas y la utilización del color contrastado.

Después de 1920 nace el constructivismo, una nueva corriente artística que en gran medida reemplaza la tradicional pintura de caballete por lo gráfico, la fotografía, el fotomontaje, la tipografía, el diseño y el cartelismo, técnicas en las que trabajaría Ródchenko durante los años 20 y 30 y que serán heredadas por la nueva era digital de finales de siglo evolucionando hasta nuestros días. En fin, una verdadera vanguardia. Para el constructivismo, el arte era un medio para transformar la vida, su objetivo fue moldear la vida de la nueva sociedad. Los constructivistas fueron artistas que intentaban establecer círculos prácticos con la industria, siempre en sintonía con el contexto social, político y económico de una sociedad comunista. No en vano, el constructivismo ruso puede resultar, por lo tanto, muy ajeno a la representación artística a la que estamos acostumbrados, pues responde sistemáticamente a una ideología completamente distinta, un régimen y una historia diferente pero paralela a occidente. Personalmente, los carteles publicitarios de Ródchenko son mis favoritos. Destacan por su composición de gran rigidez racionalista en la que se hace mucho énfasis en los caracteres de imprenta en los que domina la línea y el ángulo recto, pero siempre expresando un sentido del humor que resulta en un fuerte impacto visual.

Cartel para la película Kinó-glaz de Dziga Vertov, 1924

Cartel para la película Kinó-glaz de Dziga Vertov, 1924

Anunci de Xumets per a Rezinotrest, 1923

Anunci de Xumets per a Rezinotrest, 1923

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«Libros», 1925

Ródchenko, en conjunto con Alekséi Gan y otros constructivistas, crearon un programa proclamando una nueva síntesis del arte y la industria. El término constructivista evoca un actividad artística abstracta que implica una distinción entre actividades que requieren un trabajo en concreto con empresas de producción y las que son más experimentales. Desde sus experimentos de manipulación de formas tridimensionales abstractas hasta su participación real en la producción industrial de objetos útiles, los constructivistas afirmaban que sus fundamentos ideológicos eran el comunismo científico construido sobre la teoría del materialismo histórico, aspirando a la construcción comunista de las estructuras materiales. Unos verdaderos ingenieros del arte. Ródchenko destaca en el círculo constructivista por la formulación de un lenguaje visual para este movimiento, constituyendo la base artística de las actividades del grupo, pero siempre compatible con los procesos industriales. 

Mucho más se podría escribir sobre este multifacético artista comunista pero termino con una reflexión bastante personal. Me atrevería a decir que el constructivismo ruso fue el sueño de la creación de una cultura de masas en una sociedad comunista, es decir, la antítesis a la industria cultural en la que nos sumergimos día tras día en nuestra sociedad. Aquí les dejo una influencia clara y concisa de Ródchenko en nuestra cultura popular del siglo XXI ¡la portada del disco de Franz Ferdinand! En el disco Franz Ferdinand  el grupo se decanta por la estética constructivista. En específico se basan en el cartel que hizo Ródchenko en 1925 en el cual utiliza el retrato de Lilya Birk, musa del artista. ¡Así que ya saben! No subestimen el arte constructivista pues sus ecos se siguen expandiendo sutilmente hasta nuestros días contagiando nuestra estética de elementos con más impacto de lo que podríamos pensar.

Dora Prinfranz4

Fuentes:

Ródtxenko, A. La construcción del futuro. 2008. Fundació Caixa Catalunya, Barcelona.