Turner: el paisaje de la luz y lo sublime

Puesta de sol sobre un lago

Puesta de sol sobre un lago, 1840

Comienza el mes con un mARTista inglés que en pleno siglo XIX desafió la tradición artística con unos paisajes que hasta la fecha siguen sorprendiendo a miles de apasionados del arte. Maestro y experto de la teoría de los colores J. M. W. Turner (1775-1851) fue y será por siempre el artista romántico de la luz. Sus obras han generado múltiples estudios y no es para menos pues indiscutiblemente elevan a la mente y al entendimiento hacia una dimensión metafísica. Es uno de los auténticos exponentes del arte sublime junto a su contemporáneo David Friedrich.

Incendio de la cámara de los Lores y de los Comunes el 16 de Octubre de 1834, 1835

Incendio de la cámara de los Lores y de los Comunes el 16 de Octubre de 1834, 1835

Congénito del arte Turner comienza a pintar desde muy temprana edad y para 1802 se convierte en académico titular de la Royal Academy en Londres. Sus primeras obras son de carácter más figurativo, sobre todo acuarelas y óleos, siempre paisajes en los que pretende representar el espectáculo de la naturaleza en todos sus sentidos. Con sus obras Turner consigue elevar al paisaje en la rigurosa jerarquía de géneros cuando los temas históricos y alegóricos reinaban desde el renacimiento, pero no solo eso, también puede ser considerado el precursor del impresionismo y el artista que abriría las puertas a la abstracción del siglo siguiente. Todo esto en una época en la que el figuritivismo lo era todo, de hecho algunos críticos del siglo XX, como es el caso del crítico y pintor Barnett Newman, intentarán establecer un parentesco entre su arte y los expresionistas abstractos americanos.

Norham Castle, Sunrise c.1845 by Joseph Mallord William Turner 1775-1851

Castillo de Norham al amanecer, 1845

Se conoce la simpática anécdota de la pincelada roja. Cuando John Constable expuso La inauguración del puente de Waterloo en la Royal Academy junto un paisaje marinero de Turner, el paisaje de Turner parecía apagado junto a los colores más oscuros y la línea más definida de Constable, entonces Turner decidió hacer una pincelada roja en medio del cuadro, creando un maravilloso efecto de armonía contrastante y eclipsando por completo la obra de Constable. Esta anécdota demuestra el absoluto dominio que Turner tenía sobre los colores, sus contrastes y efectos mucho antes que los impresionistas comenzaran a pintar. Un paisaje de Turner es inmediatamente identificable debido a su estilo único que trasciende en la historia. Sus paisajes de madurez expresan la idea de pintar la luz en si misma, independientemente de los objetos sobre los cuales se proyecta. En efecto, cuando vemos una obra suya sabemos que el paisaje esta ahí pero sobre todo vemos la luz que la envuelve, fundiendo la tierra, el mar, las nubes y el sol. ¡Un efecto óptico único! La luz de Turner se desplaza libremente por la tierra y la absorbe, es radiante y fuerte, es una fuerza omnipresente que destruye el paisaje pero crea uno nuevo al instante. La ambición de Turner es visionaria e innovadora.  Aire, sol, sombra, tormenta, nubes, el viento, el podía representar los fenómenos de la naturaleza más inestables e insensibles al construir, cuidadosamente y poco a poco con pinceladas cargadas de luz, la sustancia de lo insustancial.

Tempestad de nieve, 1842

Tempestad de nieve, 1842

Lo sublime es un concepto esencial ya desde el siglo XVIII, objeto de estudio primero en Inglaterra y después en Alemania con Kant. Lo sublime se opone a la idea de belleza, pues es sobre todo aquello que logra producir las impresiones más fuertes y violentas que el espíritu es capaz de sentir, rompiendo con la armonía generada por lo bello. Debido a esto lo sublime crea atracción y repulsión al mismo tiempo, atrae pero causa repudia. La tempestad, la grandeza de las montañas, la impresión de lo inmenso, estas son una de las manifestaciones más emblemáticas de lo sublime, casi siempre refiriéndose a las fuerzas más feroces de la naturaleza, pues estas pertenecen a ese carácter estremecedor propio de lo sublime. Las pinturas de Turner de tempestades, incendios, mares furiosos e incluso de la nada, lo demuestran. En su contemplación el que contempla desaparece en lo sublime de la obra pues esta lo sobrepasa. Para terminar les dejo el link del trailer de la película que hace poco se estrenó en la cual se retrata la vida de los últimos años del artista. 

https://www.youtube.com/watch?v=Tn4zSR_5ioI 

Dora Prin               

               Fuentes:

  • Riout, D. Turner: Romanticisme. 2006. Edicions Polígrafa, Barcelona.
  • Wilton, A. Turner and the Sublime. 1980. British Museum Publications, London.